Hace miles de años humanos y deidades compartían el equilibrio y la alianza respetando las ideologías y normas impuestas entre ellos, ya fuera en el mundo terrenal o en el ultramundo. Este último mencionado no carecía de belleza por situarse por debajo del mundo terrenal .
Un mundo exótico de hermosas mujeres, hombres poderosos, grandes guerreros y animales mágicos.
Procuraban y profesaban el respeto entre ellos, creando estabilidad y seguridad tanto en el mundo como en el ultramundo, haciendo posible el paso entre los dos mundos por unas magestuosas construcciones, que sólo los Dioses podían haber creado.
Estas puertas llamadas Sidh estaban ubicadas en diferentes puntos de la bella Eire......en lagos......en bosques de helechos..............en colinas..........en acantilados erosionados por el rugido del mar.
En el Ultramundo el Dios Dagha vigilaba muy de cerca las tan frecuentes y asiduas visitas de los humanos a su mundo, temeroso de que el equilibrio pudiera romperse por los humanos ya que para él eran criaturas mortales y llenas de defectos y carentes de la conciencia divina, que aunque llenos de ella no sabían interpretar ni explotar. Aunque también reconocía que eran un gran apoyo y distracción para su pueblo no podía evitar sentirse temeroso. Criaturas llenas de ego disfrutando de todos los placeres que el ultramundo ofrecía, un paraíso de paz y plenitud sin limitaciones de tipo alguno; comida, bebida y grandes festejos corrían con un derroche desmedido.
El Dios Dagha no podía soportar más temor y decidió que era el momento de poner límites al trasiego de los Sidh.
Las llaves de los portales ya estaban creadas desde hacía milenios y había llegado el momento de usarlas.
El guardián supremo sería el portador de las llaves. Él controlaría el intercambio entre los dos mundos.
El Dios Dagha impuso su primera y única ley entre los dos mundos y que debería ser cumplida por todos fuesen Diosas, Dioses, seres mágicos o humanos.
Única pero amenazante la ley era muy clara y fácil de cumplir: " Desde hoy en adelante el que se atreviera a pasar por un Sidh sin el consentimiento del Guardián Supremo fuese humano, Dios, o criatura mágica tendría graves consecuencias. Para los humanos podría suponer perder su vida humana para siempre.
Desde entonces el miedo que se generó en los humanos creó una imagen de terror y de miedo hacia el ultramundo. Pero hay algo más poderoso que el terror o el miedo......y es el AMOR.
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